El mártir san Lorenzo había comenzado a ocupar un lugar relevante en la temática literaria desde finales del siglo IV. Se escribieron hasta una docena de poemas sobre san Lorenzo en lenguas romances entre finales del siglo XII y comienzos del XIV, pero el de Berceo es considerado uno de los mejores por su simplicidad y llaneza y por su invención personal en episodios intercalados.