El inmigrante irregular es en España un ignorado y, por ende, un desconocido y maltratado ciudadano, legal, política y socialmente. El trato personal, a lo largo de todo un año, con inmigrantes ilegales en Murcia, Andalucía, Cataluña, País Vasco y Madrid, ha desembocado en una serie de consideraciones en torno a la responsabilidad social y política que nuestras sociedades afluentes, entre ellas la española, deben asumir.