¿Qué hacemos para que el Estado asuma por completo la pluralidad social existente, y sea reflejo de una sociedad laica? España no es ya un país católico, sino que hoy es una sociedad plural en creencias y muy secularizada. Y, sin embargo, mantenemos una legislación en materia de libertad religiosa que tiene inercias de hace cuarenta años y que ignora el cambio social producido. El sistema legal asegura la posición dominante del catolicismo sobre otras creencias y sobre la mayoría de los ciudadanos que no son creyentes. La sociedad va por un lado y las leyes por otro. La laicidad es la única forma de asegurar la igualdad y el respeto de todos los derechos, y su consecución pasa por normalizar las creencias, que deben tener su espacio, y por revisar asuntos como los pactos con las confesiones, la financiación, los conciertos educativos, la asignatura y el profesorado de religión, o la confusión de símbolos y ritos.
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- Qué hacemos
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- Introducción. Una nueva mirada laica a una sociedad plural
- I. ¿De dónde venimos? Un pasado remoto pero muy presente
- La Iglesia católica, centro de la vida pública y guardiana de la moral privada
- La Segunda República: una España laica
- La España nacional–católica
- La continuidad del modelo concordatario: el acuerdo de 1976
- II. La cuestión religiosa en la Transición, una herencia complicada
- Una Constitución para la libertad
- Libertad religiosa, ¿libertad de conciencia?
- Un sistema de pactos complejo y poco igualitario
- III. ¿Qué nos está pasando?
- Una sociedad plural y profundamente secularizada
- Un sistema operativo desfasado: la dialéctica anticonfesional
- Un ejercicio del derecho muy difícil para algunos
- Algunos temas mal resueltos: financiación, eduación y simbología
- IV. ¿Qué podemos hacer?
- Un nuevo marco jurídico estable sobre principios claros
- ¿Qué han de hacer las confesiones?
- Derechos, libertades y conciencia: no será un camino fácil
- V. A modo de resumen
- Índice
- Otros títulos