El trasegar del general Rafael Urdaneta en la Guerra de Independencia y en la vida política de Colombia me es familiar dado mi interés por el tema histórico en general y por el histórico militar en particular. A cada paso de mis investigaciones sobre Antonio Nariño, sobre la Campaña Libertadora de 1819, sobre la historia militar de nuestra nación en la gesta gloriosa o sobre Tomás Cipriano de Mosquera, me he topado, con la egregia figura de Rafael Urdaneta, General en Jefe del Ejército de Colombia por disposición del Congreso Constituyente de Cúcuta que, a solicitud del Libertador, honró con el más alto grado a uno de los más notables guerreros de la Gesta Magna. Siempre me han cautivado su recio carácter, su valor imperturbable, sus admirables recursos tácticos y estratégicos, su extraordinaria figura de conductor de tropas, su serenidad ante las dificultades, su fortaleza en las adversidades de la derrota, su caballerosidad e hidalguía tan notorias para amigos y extraños, sus cualidades de estadista, su lealtad sin sombras al Libertador, pero sobre todo su afinidad con el pensamiento bolivariano de patria común para neogranadinos, venezolanos y ecuatorianos.