Los personajes de estos relatos andan entretenidos en sus labores: juegos, trabajos, aficiones, timos, asesinatos, conquistas, guisos, amores, peinados, clases, publicaciones, hijos, chismes… Catorce cuentos en los que la autora hace un retrato moral de dos generaciones que han convivido durante la segunda mitad del siglo xx: la generación de aquellos que empezaban a ser jóvenes cuando el hombre llegó a la luna, y la de sus padres. La primera jugó a las chapas, a las tinieblas, a la cerilla y compitió con las Flipers; se hizo rebelde mientras creció y en los años noventa ya se había acostumbrado a la gastronomía, al dinero y al cinismo. La segunda, representante de una moral conservadora, supo adaptarse a los cambios de esos años.