Don Gil de las calzas verdes es una comedia urbana. La fascinación, el deslumbramiento que Madrid, la Corte, ejercía sobre los escritores y el público en general era enorme y tuvo adecuado reflejo en la literatura. Nos hallamos ante un compendio de originales hallazgos formales, de un hábil sincretismo entre lo popular y lo culto, de cómo explotar al máximo los diferentes juegos de identidad asociados a la ropa, a la voz y al movimiento, de recursos teatrales diseñados para modular personajes hoy considerados "clásicos" y de un sentido del humor que puede leerse también como censura de ciertas prácticas sociales. Los estudiosos reconocen unánimemente que Don Gil de las calzas verdes ofrece el más perfecto ejemplo de la fórmula "comedia de enredo" dentro del teatro español del siglo XVII. Y, sin duda, esta obra es uno de los testimonios más completos de lo que fue el virtuosismo técnico de Tirso de Molina.