¿Y si Dios no fuese bueno, sino un ser malvado? ¿Y si nada de la Biblia fuese cierto?
Movida por la efervescencia de lo pensado, y por el lugar en el que se encuentra, se siente con fuerzas para decir, en tono de susurro y apretando los dientes, “Hoy empezaré, hoy empezaré”. No es la primera vez que expresa esta resolución, con exactamente las mismas palabras u otras parecidas, sin embargo, una extraña sensación le da la convicción que esta si es la definitiva. Y para que Dios viera que esta vez sí era la vencida, mientras caminaba de regreso a donde vive, pensaba sobre qué podía escribir. Esta es la primera vez que Carolina se pone en esta tarea, hasta el día de hoy siempre se había limitado a recordar la promesa, cuyas palabras precisas nunca las olvidó, Señor, por favor, Señor, devuélvele la vida a mi padre, por favor, y, y, y, y te prometo, te prometo, que escribiré algo que te ponga muy feliz y jubiloso.