Sucedió en algún momento de estos años: de pronto, el mundo se despertó con un apocalipsis nuevo: el planeta sufriría un cambio climático tan profundo que nunca nada volvería a ser igual. Y, entonces, gobiernos, famosos, organismos internacionales, grandes corporaciones, pequeñas oenegés se lanzaron a luchar contra el cambio.
Contra el cambio es un recorrido por una decena de países –Brasil, Nigeria, Níger, Marruecos, Mongolia, Australia, Filipinas, las Islas Marshall, los Estados Unidos– que sufren la amenaza climática. Pero es, sobre todo, una reflexión afilada, provocativa sobre este trastorno que parece ser el problema más importante de un mundo plagado por el hambre y la miseria. Con humor, con elegancia, con vehemencia, Contra el cambio discute los sentidos del ecologismo, el lugar de la Naturaleza en nuestra sociedad, los intereses verdes de los grandes capitales, la ideología del conservacionismo, el clima de una época que piensa su futuro como una espada de Damocles. Y lo hace proponiendo un género mixto –una crónica que piensa, un ensayo que cuenta– llamado a renovar la forma de la no-ficción en castellano.