Hay veces, en el transcurso de la vida, en que 'cae la noche' sobre nuestra mente y nuestro corazón: entonces nos sentimos inmersos en la tristeza, en el dolor, en la depresión. Precisamente en estas horas oscuras es cuando sentimos más fuerte la necesidad de luz, cuando suspiramos, como el centinela que hace la guardia nocturna, preguntándonos cuánto falta para que amanezca. Abraham, José, Samuel, David, María, Nicodemo, Pedro, Pablo y los discípulos de Emaús vivieron su noche en algún momento de sus vidas. Jesús, que sufrió el dolor de la incomprensión, la soledad, la traición y el abandono en el momento de su muerte, nos enseñó a confiar en quien nos ha creado. Él está dispuesto a abreviar las horas de oscuridad y a entrar en nuestra noche con la luz conmovedora de su amor que nos ayuda a pasar de la noche a la mañana.