Eremita de la belleza y poeta de poetas, Manuel Alvarez Ortega (Córdoba, 1923), pertenece a la denominada primera promoción de postguerra, en donde, por su brillantez metafórica y su riqueza imaginística, alcanza una de las cumbres más altas de la poesía española. Heredero de los románticos alemanes y los metafísicos ingleses, de los simbolistas y surrealistas franceses, su poesía nace del recogimiento interior, la expatriada soledad, el intento de profundizar en la experiencia humana y desentrañar el misterio de la existencia. Una poesía que, por su lenguaje, tan personal, y por sus hallazgos líricos, en lo más avanzado de la vanguardia, lo hace único en esa vertiente visionaria de la lírica de nuestro siglo. (Ruiz Soriano: La sintaxis del alma).