"No resulta novedoso dirigir el foco de atención hacia el consumo de drogas en mujeres. A pesar de las buenas intenciones con las que han podido iniciarse muchos de estos acercamientos, la falta de herramientas teóricas adecuadas ha contribuido en ocasiones a la reproducción de discursos esencialistas que han incidido prioritariamente en su responsabilidad como madres y en los efectos de su consumo sobre terceras personas, por no mencionar planteamientos en los que la ausencia de un cuestionamiento en torno al papel y el peso de las asignaciones y atribuciones sociales las ha mostrado y «destacado» en relación con la transgresión y el incumplimiento del orden y de sus deberes sociales, siendo por ello más censuradas y estigmatizadas si cabe."