Al cuestionarse en el título Y después de Fuentes, ¿nadie?, el autor confiere inmortalidad a la mítica frase de Rafael Guerra “Guerrita” (“Dempués de mí, naide, y después de naide, Fuentes”) como pretexto para analizar aspectos fundamentales de la correcta ejecución de las suertes del toreo: torería, personalidad, naturalidad, transmisión, miedo, valor y hasta el toreo de salón, entre otros. Todo ello apoyado por la personalidad de grandes maestros de diferentes épocas que pueden ser desconocidos para muchos pero que son fundamentales en la evolución de la fiesta de los toros y pilares para el desarrollo de esta obra. La muerte adquiere especial protagonismo en la búsqueda continua de transparencia y de pureza en la interpretación del toreo, convirtiéndose en el principal argumento.