Llega Niñez, una antología de Antonio Gamoneda, prologada y seleccionada por su hija Amelia Gamoneda.
La niñez es un tiempo mítico personal donde se origina el yo capaz de hablar de sí mismo, donde su prehistoria cede el paso a una historia que le concierne. Contar la propia infancia reconstruye hacia atrás el tiempo, echa el ancla en el pasado, en un cierto mundo físico, mental y afectivo. Pero, como todo mito, la niñez pervive más allá de su momento, impregna la vida entera, y contarla supone también un modo de hablar del presente.
Cuando, además, quien relata es de nuestra misma sangre, buscamos en esa narración algún efecto de espejo: la niñez tiene entonces un poder performativo que sobrepasa a su relator y se adentra en el futuro, reforzando así los lazos de la herencia biológica. Estos tres tiempos de palabra en torno a la niñez organizan esta antología.
- Cover
- Title page
- Mitología íntima
- Manos, balcones
- Caigo sobre unas manos
- No sé si la voluntad de escribir sobre mi infancia
- Hay un día, ya de mi niñez leonesa
- Recuerdo el frío del amanecer
- Desde los balcones, sobre el portal oscuro
- Nunca había visto tantos camiones juntos
- En mi casa había un libro
- Los jueves por la tarde se cerraba la escuela
- Era invierno
- Dura septiembre sobre los cobertizos
- Sucedían cuerdas de prisioneros
- Pasaban bajo mis balcones
- No sé si estaba enfermo
- Pregones atravesando esteras
- Convocada por las mujeres
- He vuelto a ver la taja
- Eran días atravesados por los símbolos
- Una tarde, en hora en que ya un brazo de luz penetraba
- Veo el caballo agonizante junto al pozo
- Las carreteras no eran caminos para entrar en la ciudad
- No era aún el día
- Junio en los ríos extendidos como sucias espadas
- Malos recuerdos
- Un viento portador de un cuchillo azul
- La procesión de los asnos retornaba
- Azul
- En la calle que sube hacia la catedral
- Rumor de acequias entre los frutos
- La plegaria conduce a las tiendas del cáñamo
- Era el mercado del silencio
- El vendedor de sombra aparecía
- Vi una amistad sin ternura ni nombre
- Vienen la compasión y la vergüenza
- El cinturón de álamos es oloroso
- Álamos
- La expedición más larga y memorable
- Es la hora de un crepúsculo en día no señalado
- Una mañana de verano fui a la cueva de Valporquero
- En los paseos perezosos hice míos los restos
- De sus labios manaba una sonrisa incierta
- En los primeros días de mayo de 1945
- En aquel mismo mes de mayo cumplía yo catorce años
- Después de veinte años
- El resplandor en la sombra
- Mis recuerdos se sumergen en la profundidad
- A la inmovilidad del gris convocado por un pájaro silencioso
- Aquel aire entre el resplandor y la muerte
- Hubo denuncia y extensión de sábanas
- Era un tiempo equivocado de pájaros
- Esta hora no existe
- El animal del llanto lame las sombras de tu madre
- Las que son grandes en tu infancia
- En los desvanes habitados por palomas
- Vi mi rostro en el interior del cobre
- He atravesado las creencias
- Asistidos por las hormigas, hervían
- Conozco al pájaro verdugo
- Vi una tempestad conducida por lamentos
- En las iglesias y en las clínicas
- Apenas oyes la destrucción de la madera
- Amé
- En otro pensamiento
- Blues del nacimiento
- En la carretera del norte
- Sabor a legumbres
- Comunicación de males
- Duermes bajo la piel de tu madre
- Bajo los sauces
- Entra en tu madre y abre en ella tus párpados
- En tus labios se forman palabras desconocidas
- Oigo tu llanto
- Con tu lengua atravesada por una ignorancia luminosa
- Estás sola en ti, debajo de tu luz, llorando
- Sobre el estanque
- En tus ojos se inmoviliza la tristeza
- Temes mis manos
- «Abuelo, respiras como un pájaro viejo
- Yo estaré en tu pensamiento
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