La relación de las artes plásticas con la naturaleza, texto que el filósofo Schelling (1775-1854) pronunció como discurso público en 1807, con motivo de la inauguración de la Academia de Bellas Artes de Münich, de ahí que sea conocido como Discurso de la Academia, puede ser leído como una exposición sintética de su filosofía del arte y, a la vez, como introducción privilegiada en el conjunto de su pensamiento, del que recoge sus tesis principales: 1) la identidad entre la materia y el espíritu gracias al papel del arte, que media entre lo inconsciente de la naturaleza y la conciencia, 2) la comprensión de la belleza como presentación de lo divino e infinito bajo la forma sensible, 3) el carácter productivo del arte, que no lo vuelve mera copia de la naturaleza, sino mémesis de su infinita productividad y, finalmente, 4) la comprensión del tránsito desde la Antigüedad, representada por la escultura, a la Modernidad, representada por la pintura. En el texto late igualmente una consideración del arte al que se reconoce, románticamente, el papel político de reconciliación de los antagonismos históricos gracias a las posibilidades estéticas de la belleza, y una anticipación del potencial del arte moderno que acabará superando la restricción figurativa para acceder a aquel fondo insondable que la filosofía idealista de Schelling localizó en la naturaleza.