Viaje a la aldea del crimen

Viaje a la aldea del crimen

  • Author: Sender, Ramón J.
  • Publisher: Libros del asteroide
  • eISBN Epub: 9788416213771
  • Place of publication:  Barcelona , Spain
  • Year of publication: 2016
  • Year of digital publication: 2016
  • Month: February
  • Pages: 212
  • Language: Spanish

En enero de 1933 se produjo una revuelta en un pequeño pueblo gaditano, Casas Viejas, que fue brutalmente sofocada por las fuerzas del orden republicanas. Veinticinco personas perdieron la vida en unos sucesos que a la postre acabarían forzando la dimisión del presidente del Gobierno, Manuel Azaña.

Desde el primer momento hubo dudas respecto a la versión oficial de los hechos y varios periodistas se desplazaron enseguida a Casas Viejas para recabar más información. Uno de ellos fue Ramón J. Sender, ya por entonces famoso escritor y periodista, quien el 19 de enero publicaría en el periódico La Libertad la primera de una serie de crónicas sobre lo sucedido. Poco después, Sender aprovecharía la información recopilada por la comisión parlamentaria y el posterior juicio a los mandos que dirigieron la represión para reestructurar y ampliar los textos de las crónicas y darles forma de libro.

Publicado por primera vez en 1934, Viaje a la aldea del crimen es uno de los mejores reportajes españoles del siglo xx y un libro fundamental para entender las profundas tensiones políticas y sociales a las que tuvo que hacer frente la Segunda República.

«Fue un escritor imparable que se comprometía en las causas a las que se acercaba, hosco, rebelde e indisciplinado, aunque todos hablan siempre sobre su honradez a toda prueba, su ternura y generosidad derrochadas con la que derramó su vida a manos llenas.» Rafael Conte (El País)

«La tragedia de Casas Viejas la plasmó en Viaje a la aldea del crimen con una técnica que cuarenta años después descubrirá y pondrá de moda Capote.» Lluís Permanyer (La Vanguardia)

«Todos están muertos cuando Sender llega a Casas Viejas, pero él reconstruye sus conversaciones y hasta sus pensamientos. Es magnífica literatura, alimentada por la realidad de lo que Sender sí vio [...], pero es también ficción, en un grado que no se puede precisar.» Antonio Muñoz Molina (Babelia - El País)

«Casas Viejas se convirtió en un hito emblemático. Y entre las razones por las que esto es así, están las magistrales crónicas de Sender, llenas de viveza, verdad, realismo sin adornos y empatía por los desheredados.» Héctor J. Porto (La voz de Galicia)

«Este Viaje a la aldea del crimen es una de esas crónicas literarias que se adhieren a la memoria, y muestran el enorme genio de uno de los escritores fundamentales de la literatura española.» Antonio J. Ubero (La Opinión de Murcia)

«Lo que este Viaje a la aldea del crimen nos permite colegir, de un modo determinante, es el amargo clima político y la inestabilidad social que acompañaron a la Segunda República, alentados no solo por los adversarios del republicanismo, sino por los propios desencantados -como Sender- que esperaban ver, quizá, cómo se obrara el milagro de una súbita prosperidad en una España paupérrima, desigual y enormemente politizada.» Manuel Gregorio González (Diario de Cádiz)

«No se esconde Sender, que muestra siempre su compromiso con sus ideas políticas y con la verdad, dando lugar a una obra sincera que constituye uno de los mejores textos de nuestro periodismo literario.» Cristóbal Villalobos (Zenda Libros)

«El hilo conductor de Viaje a la aldea del crimen no son los muertos, ni el comunismo libertario (...). El centro de esta crónica personalizada es el hambre, como una temible plaga, real, cruda, insalvable.» Jesús Martínez (El cuaderno)

  • Nota biográfica
  • Prólogo
    • Casas Viejas, la aldea donde la Segunda República perdió la inocencia
  • Viaje a la aldea del crimen
    • En el avión postal.—Tiempo y velocidad.—Hemos ganado cuatro días.
    • El «Manué» de Jorge Borrow es hoy limpiabotas.—Fantasía de la calle de la Sierpe.
    • Una trola.—Táctica.—Comienza la política.
    • Segunda jornada.—Blanco y verde bajo la lluvia.
    • Un incidente en la fonda y paréntesis.—Los tres «procedimientos».—¿Y obreros? Obreros no hay.
    • Puede que vaya a ocurrir algo, pero María Mármol no dice nada.
    • Las casas viejas y las nuevas casas de Benalup.—Se oye el mar, como en Marruecos.—También, como
    • El bandidaje y la lucha social en Andalucía.—Prevenir, precaver, presentir y prever son muchos ver
    • El Sindicato.—El Comité.—«Subí a la loma y mira si andan los trenes».—El viejo come demasiado.
    • Los Libertarios.—Opinión del viejo Seisdedos sobre el origen feudal de la propiedad.—Su nieta Mariqu
    • Los propietarios son monárquicos, pero no de cualquier monarquía.—La inseguridad del ganado.—La hu
    • Lo que son las zorreras.—El hambre y el odio convocan a asamblea el día 10, por la tarde.
    • La casa del Seisdedos después de cincuenta y cinco años de trabajo.
    • Miedo en los «de abajo».—El guardia, el señor y el alcalde pedáneo.—Ayuntamiento, no hay.
    • A medianoche.—Seisdedos y la disciplina.—Se trabaja en la carretera.—Asamblea.
    • Los guardias no acatan el nuevo régimen.—Tres horas para decidir.—Con las «primeras luses, los prime
    • La Guardia Civil bate al destacamento de la carretera y lleva la noticia a Medina.—El teléfono fun
    • El «comunismo».—Dudas sobre la propiedad. —Se incautan de una tienda, pero...
    • Un campesino muerto y otro herido.—Despliegue de fuerzas.
    • Dentro de la choza.—Cuatro hombres, tres mujeres y un chaval de diez años.—«Esto está perdío.»
    • Noche cerrada.—Seisdedos no quiere parlamentar.—Intento de asalto.
    • El viejo de la guerrera de rayadillo, muerto.— Más fuerzas.—Ametralladoras y bombas de mano.
    • Vuelve el ataque.—La choza es un pequeño volcán.—Dos cabos de asalto, heridos.—El incendio.
    • Francisco Lago y su hija intentan huir.—Los otros siguen disparando.—Por fin...
    • Las tropas en la plaza.—La orden de razziar la aldea.
    • El asesinato de Juan Silva González.—¿Cómo quiere que entre, si me voy a quemar?
    • Lo que dicen las madres de esos cuatro campesinos.
    • Un campesino enfermo a quien invitaron a sentarse y dos de pie.
    • Algunas palabras de los familiares de esas tres víctimas.
    • Sigue la razzia, y la cuentan los mismos campesinos.
    • Después de los fusilamientos.—Sol sobre la choza.
    • Patriotismo y «haberes».—Vítores en la plaza.—El forense.
    • Las mujeres no lloran.—Siguen las detenciones.
    • Al monte.—La angustia de Ronda.
    • Algunos nombres.—El fracaso.—Un error en la escala.
    • «Van a bombardear el campo».—La segunda noche.
    • Los propietarios creen haber ganado una batalla.
    • Entre el terror va filtrándose la ley.—Los «tres procedimientos».
    • Una vieja teoría respecto al delito.—Filosofía mural en verso.
    • El temor de que nos enteráramos.—Primeras argucias.
    • En la posada.—Segunda parte de la ofensiva.
    • La Guardia Civil nos ruega que salgamos del pueblo.
    • No hay quien nos lleve, y nos quedamos a dormir —y dormimos perfectamente— en la posada.
    • Diálogo con María Mármol al volver a Medina Sidonia.
    • De la cárcel a la alcazaba.—La cárcel.—El vino y la «disiplina».
    • «Er señó directó y la disiplina».—Declaración de María Silva, la Libertaria.
    • En Sevilla.—Un señorito malasombra.—Los bandidos.
    • Dos recortes de El Liberal, que pueden ser todo lo elocuentes que se quiera.
    • Regreso a Madrid.—Pleito parlamentario entre verdugos.
  • Colofón

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