La reina Margot' constituye el primer volumen de una trilogía centrada en las guerras de religión en las que se vio envuelta Francia durante la segunda mitad del siglo XVI, y que completan 'La dama de Monsereau' y 'Los cuarenta y cinco'. En ella Dumas retrata con maestría las intrigas de la corte francesa utilizando como escenario de partida los esponsales de la infanta Margarita o Margot de Valois y uno de los episodios más sangrientos de la historia: la matanza de la Noche de San Bartolomé, que culminó con el asesinato en masa de hugonotes. La entonces joven infanta es la protagonista de la novela, quien atrapada en las ambiciones de su madre, Catalina, y su hermano, Francisco, se verá envuelta en una turbulenta historia de amor con el soldado protestante La Mole. Una obra que ha dejado una imagen imborrable de la reina Margot en la que mito, leyenda y realidad son indistinguibles.
Una obra que ha dejado una imagen imborrable de la reina Margot en la que mito, leyenda y realidad son indistinguibles.
- Cubierta
- Portadilla
- Contra
- Legal
- Prólogo
- Bibliografía
- Portadilla
- Capítulo I. El latín del señor de Guisa
- Capítulo II. La alcoba de la reina de NavarraI
- Capítulo III. Un rey poeta
- Capítulo IV. La velada del 24 de agosto de 1572
- Capítulo V. Del Louvre en particular y de la virtud en general
- Capítulo VI. La deuda pagada
- Capítulo VII. La noche del 24 de agosto de 1572
- Capítulo VIII. Los degollados
- Capítulo IX. Los degolladores
- Capítulo X. Muerte, misa o Bastilla
- Capítulo XI. El espino blanco del cementerio de Los Inocentes
- Capítulo XII. Las confidencias
- Capítulo XIII. Sobre llaves que abren puertas para las que no estaban destinadas
- Capítulo XIV. Segunda noche de bodas
- Capítulo XV. Lo que la mujer quiere, Dios lo quiere
- Capítulo XVI. El cuerpo de un enemigo muerto siempre huele bien
- Capítulo XVII. El colega de maese Ambroise Paré
- Capítulo XVIII. Los resucitados
- Capítulo XIX. La morada de maese René, el perfumista de la reina madre
- Capítulo XX. Las gallinas negras
- Capítulo XXI. Los aposentos de la señora de Sauve
- Capítulo XXII. «Sire, vos seréis rey»
- Capítulo XXIII. Un nuevo converso
- Capítulo XXIV. La calle Tizon y la calle Cloche-Percée
- Capítulo XXV. La capa cereza
- Capítulo XXVI. Margarita
- Capítulo XXVII. La mano de Dios
- Capítulo XXVIII. La carta de Roma
- Capítulo XXIX. La salida del Louvre
- Capítulo XXX. Maurevel
- Capítulo XXXI. La caza de montería
- Capítulo XXXII. Fraternidad
- Capítulo XXXIII. El agradecimiento del rey Carlos IX
- Capítulo XXXIV. Dios dispone
- Capítulo XXXV. La noche de los reyes
- Capítulo XXXVI. Anagrama
- Capítulo XXXVII. El regreso al Louvre
- Capítulo XXXVIII. El cíngulo de la reina madre
- Capítulo XXXIX. Proyectos de venganza
- Capítulo XL. Los Atridas
- Capítulo XLI. El horóscopo
- Capítulo XLII. Las confidencias
- Capítulo XLIII. Los embajadores
- Capítulo XLIV. Orestes y Pílades
- Capítulo XLV. Orthon
- Capítulo XLVI. La hospedería de La Belle Étoile
- Capítulo XLVII. De Mouy de Saint-Phale
- Capítulo XLVIII. Dos cabezas para una corona
- Capítulo XLIX. El libro de cetrería
- Capítulo L. La caza al volateo
- Capítulo LI. El pabellón de Francisco I
- Capítulo LII. Las investigaciones
- Capítulo LIII. Acteón
- Capítulo LIV. El bosque de Vincennes
- Capítulo LV. La figura de cera
- Capítulo LVI. Los escudos invisibles
- Capítulo LVII. Los jueces
- Capítulo LVIII. La tortura de los borceguíes
- Capítulo LIX. La capilla
- Capítulo LX. La plaza Saint-Jean-en-Grève
- Capítulo LXI. La torre de la picota
- Capítulo LXII. Sudar sangre
- Capítulo LXIII. La plataforma del torreón de Vincennes
- Capítulo LXIV. La regencia
- Capítulo LXV. El rey ha muerto: ¡Viva el rey!
- Capítulo LXVI. Epílogo
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