"Mundo es este de toma y daca, lonja de contratación, casa de cambio, y antes de pedir ha de ofrecerse... Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses." Sobre esta base ideológica y sobre la pauta de la commedia dell'arte, construye el premio Nobel Jacinto Benavente (1866-1954) su mejor obra, Los intereses creados, una "comedia de polichinelas" que, entre las mejores del teatro español, es, a la vez, una de las verdaderamente modernas del siglo xx. Dos acciones paralelas -las maniobras de Crispín, un pícaro tan falto de dinero como sobrado de artimañas, y el amor entre Leandro y Silvia, que va naciendo del engaño- encauzan una acción en la que, por virtud de la fina ironía y del arte lingüístico, se preludia el teatro grotesco y esperpéntico de las décadas posteriores. Integrando la tradición española, Los intereses creados conecta con las preocupaciones del arte del momento.