Cuarenta y cinco sonetos de forja impecable, sin una sola alteración silábica ni rítmica. Una de esas escasas series de sonetos a los que no puede ponerse pega formal alguna, porque no solo están escritos, sino que parecen cincelados con la misma precisión con que Rodin o Miguel Ángel hacían hablar a la piedra convirtiéndola en hombre o en mujer por obra y gracia de su talento. Pasmo es, como otros libros, un canto a lo humano o, lo que es lo mismo, un lamento ante la insignificancia de la condición humana, esa que hace de nuestra especie una estirpe trágica, consciente de que va a morir y de que todos sus trabajos y sus días desembocarán en un mismo océano de olvido.
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- Title page
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- Índice
- Prólogo
- Noche de guardia
- Mensaje
- Especulofobia
- Hundidos los cimientos
- Caos
- Sueños
- Recuento
- Sala de espera
- La vuelta
- Quevedo dixit
- Niño durmiendo junto al abuelo
- Sin luz
- Jueves
- Si sueño
- Propósito de enmienda
- Solitude
- Postal de Navidad
- Malestar
- Poema nocturno
- Cita con una exalumna
- Canción de otoño para Daniela
- Tren lejano
- Solo para hielo
- Friné está en el jardín y la contemplo
- A tango
- Madrigal
- Paisaje después de la batalla
- Solitario can
- Al alba
- Las bromas de Dios
- El espejo grande de mi casa
- Tic-tac
- Mi primera foto en el paraíso
- Mi mesa
- La ratonera
- Luz difusa
- El pesimista
- Ante un mural de Jorge Gay
- Foto hallada entre unas páginas
- Catecismo
- Retrato de anciana con nieve al fondo
- Noche de reyes
- Anaqueles
- Una foto en el patio de La Salle
- Atardecido edén