«Adrian Gray nació en mayo de 1862 y murió violentamente a manos de uno de sus propios hijos el día de Navidad de 1931. El crimen fue espontáneo e impremeditado, y el asesino se quedó mirando primero el arma dejada en la mesa, luego el cadáver, a la sombra de las cortinas de tapiz, aún sin miedo, sino incrédulo y sin palabras»: así comienza Retrato de un asesino (1934), una de las primeras muestras de novela policiaca «invertida», donde la identidad del asesino es conocida desde la primera página y el suspense se elabora a partir de sus coartadas y de la incógnita de si será descubierto o conseguirá escapar. Al mismo tiempo, la novela pertenece a la noble tradición inglesa de los crímenes en Navidad, punto de partida, por lo general, para un siniestro retrato de familia. Anne Meredith no desaprovecha ninguno de estos elementos y se adentra en la psicología criminal creando un gran personaje de asesino artista que entronca con otra conocida tradición británica, el esteticismo decadentista.
- Nota al texto
- Primera parte. Nochebuena
- 1. Adrian
- 2. Los Gray
- 3. Richard
- 4. Olivia
- 5. Ruth
- 6. Brand
- Segunda parte. El diario de Hildebrand Gray
- Tercera parte. Navidad
- Cuarta parte. Consecuencias de un crimen
- Quinta parte. El veredicto de todos ustedes
- Sexta parte. Testigo de la defensa
- Séptima parte. La respuesta
- Epílogo
- Notas
- Créditos
- ALBA