Los años de lucha contra el crimen y el dolor por la muerte de su hija Koshi han hecho mella en Yeruldelgger. Encerrado en un misticismo a ultranza, hace cuatro meses que el incorruptible comisario ha abandonado la policía de Ulán Bator y ha plantado su yurta en el desierto de Gobi, donde, gracias al silencio y la belleza del lugar, espera reencontrarse con las tradiciones ancestrales y recuperar la paz espiritual. Pero su retiro durará muy poco: contra su voluntad, dos jinetes extraños lo empujarán a la acción, y Yeruldelgger se verá envuelto así en un fuego cruzado entre mercenarios pagados por voraces compañías mineras, políticos inmorales, policías corruptos y jóvenes seguidores del juramento de Gengis Kan. Una maraña sangrienta en una Mongolia destripada por las excavadoras de las multinacionales, expoliada por las ansias de los especuladores y arruinada por la venalidad de sus dirigentes, y de la que Yeruldelgger, siempre fiel a sus ideales, no saldrá indemne.
Desde las áridas estepas mongolas hasta el corazón de Manhattan, y desde Canadá hasta Australia, Ian Manook insufla en el género policíaco un aire más negro y salvaje que nunca. Tras el éxito de las dos primeras entregas, con más de medio millón de lectores adictos a las hazañas del famoso comisario de Mongolia, Yeruldelgger. La muerte nómada pone un final dramático a una de las series más originales de los últimos tiempos y supone el adiós de uno de los personajes más inolvidables de la novela negra.
- Portada
- Contenido
- Dedicatoria
- 1. «...Jamukha»
- 2. «...cuatro meses sin hacer el amor»
- 3. ...Pequeño gran hombre!
- 4. «Un agujero lleno de cadáveres»
- 5. ...y el depósito explotó
- 6. «Bueno, ¿vamos a ver ese osario?»
- 7. ...en la cuerda y la carne desgarrada
- 8. «¡Recoged por lo menos los brazos!»
- 9. ...los primeros ninjas
- 10. «Con un agujero justo en medio de la frente»
- 11. «...con unos calzoncillos ajustados rojosy unas chaquetillas rosas»
- 12. «...si lo haces, ¡no tengas miedo!»
- 13. De repente, una sombra le atravesó el corazón
- 14. «...a quienes pueden destruirlo todo»
- 15. ...lo cegaba con sus luces largas
- 16. Con la cara de Yeruldelgger recortada
- 17. «...en la garganta de un muerto!»
- 18. «...en los burdeles de Shanghái o de Macao»
- 19. «¡¿También a ella te la quieres tirara la manera nómada?!»
- 20. «Sobre todo para ser una placa intracontinental»
- 21. ...por dentro y por fuera
- 22. «...y encuéntrala!»
- 23. «¿Al menos está muerto ese puto chino?»
- 24. «Una huella de lobo»
- 25. ...¡aquello se le daba bien!
- 26. «...¡incluso para un dingo!»
- 27. ...la huella de lobo en la frente?
- 28. «¿Qué hago? ¡Se está despertando!»
- 29. «El forense, ¿de verdad es gay?»
- 30. «¡Póngase a ello!»
- 31. «Sí, se puede decir así»
- 32. «...en que no lo sepa»
- 33. «...el abuelo de Hitler»
- 34. «¡Ha vuelto!»
- 35. Salvar Mongolia
- 36. «Un juego, supongo, o una advertencia...»
- 37. «...Delgger Kan!»
- 38. ...como para que unos cuantos crímenesla inflamaran?
- 39. ¡Vivo!
- 40. «...te devuelvo a tu burdel»
- 41. ...gritaba en la cama
- 42. «...Chagdarsüren Djügderdemidiin Bilegt»
- 43. ...la mirada tranquila del asesino
- 44. «¿Qué quieres decir con eso?»
- 45. «...soñar con el aparato del australiano?»
- 46. «¡Por supuesto que quiero!»
- 47. ...en medio del olor de su orina
- 48. «Yo allí no vuelvo»
- 49. Su hermana de la estepa
- 50. «Una tontería de las grandes»
- 51. «...manosean a las chicas aunque ellas no quieran...»
- 52. «Deben de estar viendo la tele»
- 53. «¡Y pon Fox News!»
- 54. ...de un crepitar de flashes
- 55. «...el Africano os tiene en el punto de mira»
- 56. De golpe
- 57. ...de un puñetazo
- 58. ...un centenar de chicas y treinta milicianos
- 59. «¡No me extraña que seas un cornudo!»
- 60. «Ocúpate tú de ella. Si puedes»
- 61. ...el rostro de la asesina. La auténtica
- 62. «¿Incluso para eliminar a Yeruldelgger?»
- 63. «Yo también tengo cosas que decirle»
- 64. «...el que sacaron de la cama de Solongo»
- 65. ...no le gustó en absoluto lo que vio en ellos
- 66. «Ir a presionar a De Vilgruy»
- 67. ...no lo resistiría
- 68. ...se hundió en un sueño sin imágenes
- 69. «Eh, ¿estás muerto, o qué?»
- 70. «A cambio quieren los tangas y los sujetadores»
- 71. ...quizá perdido él también
- 72. ...una duna lejana, que lloraba
- 73. ...ocho metros al día?»
- 74. ...deshacerse de Bekter cuanto antes
- 75. ...él lloraba también
- 76. ...aprendía también a ser un hombre fogoso...
- 77. ...olvidar todo recuerdo del camino
- 78. ...ahora que estaban en paz
- Créditos