A comienzos de la década de 1970, un grupo de intelectuales colombianos liderados por el innovador sociólogo Orlando Fals Borda creó un colectivo dedicado a la investigación-activista, llamado La Rosca de Investigación y Acción Social. Mediante una combinación de sociología e investigación histórica con un compromiso firme con movimientos sociales de base, Fals Borda y sus colegas colaboraron con organizaciones indígenas y campesinas en diferentes regiones de Colombia. En El cobarde no hace historia, Joanne Rappaport analiza el desarrollo de la investigación-acción participativa en la Costa Caribe y explica que Fals Borda abandonó los marcos investigativos positivistas tradicionales para compartir su autoridad como investigador con campesinos activistas. Fals Borda y sus colegas se insertaron como investigadores-activistas en las labores de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), establecieron prioridades investigativas junto con sus líderes, estudiaron la historia de las luchas campesinas y, en colaboración con investigadores campesinos, elaboraron material comprensible para la audiencia vinculada con ese sindicato. De esa forma, transformaron la investigación en una herramienta política sindical. Rappaport muestra que los conceptos fundamentales de la investigación-acción participativa, tal como fueron formulados por Fals Borda, siguen siendo importantes para científicos sociales comprometidos, así como para otros investigadores vinculados con el activismo político, tanto en América Latina como en otras regiones.