Entran en ese juego, y con ese humor sarcástico están escritos, estos Crímenes ejemplares. Los leo por primera vez; entran perfectamente en el carácter del hombre que conocí. Es decir, tienen esa capacidad de agresión, esa furia de los intolerables, matizada por el humor y por la ironía. Fingiendo una vez más confesiones de otros, o relatos escuchados, representa una realidad por encima de la ficción o de la creación; que describe mucho mejor el tipo y el carácter del insoportable asesinado que el de su asesino que es, naturalmente, ese Max Aub del mal carácter fingido o creado ?de personaje de sí mismo? y, con horror, el nuestro, el de los lectores que comprendemos el crimen relatado a veces con cuatro palabras ?«No lo hice adrede»? y nunca con demasiadas. Hay un alarde literario en la economía de texto, sin dejar de utilizar todas las voces que necesita; una virtud de expresión. Y un alarde narrativo al colocar una narración, un relato, en poquísimas líneas.