La destrucción de la embajada de los Estados Unidos en Amsterdam había dejado unas horribles secuelas en el ex agente de la CIA Rafe Sinclair, y lo habían obligado a abandonar el trabajo al que había dedicado toda su vida. Su único consuelo era que el terrorista responsable del atentado había muerto... a manos del propio Rafe.
Pero seis años después alguien estaba intentando convencer a Rafe de que ese terrorista seguía con vida, y de que la única persona capaz de hacerle dejarlo todo estaba en peligro. Elizabeth Richards y Rafe en otro tiempo habían sido compañeros y amantes; él lo daría todo por protegerla, todo. Esa vez parecía que era eso exactamente lo que iba a tener que hacer.