En sus últimos años de vida, Vivaldi se traslada a Viena con la esperanza de ser músico de la corte de Carlos VI, pero el monarca muere, y sin protector ni trabajo, Vivaldi tiene dificultades económicas que le llevan a un final en soledad, sin el reconocimiento que su genialidad merecía. Me falta el aire, toso al escuchar el final del maestro, siento una opresión que late… son los síntomas que acompañaron a Vivaldi en vida. Necesito escuchar su deliciosa medicina musical mientras mi pluma con su tinta escarlata de vida crea un pasado diferente para el Maestro, un pasado de ficción, una aventura a la que os invito. ¿Y si Vivaldi pudiera regresar a su hogar en cualquier momento descubriéndonos la fórmula para volver cuando ya no estemos en la Tierra?