Relegado al olvido durante más de setenta años, Alba quieta (retrato) y otros poemas representa una verdadera novedad dentro de la bibliografía de su autor, Manuel Altolaguirre. Escritos en 1928, los treinta y seis poemas que conforman esta colección fueron enviados a Juan Ramón Jiménez hacia finales de ese mismo año para que el maestro diera su opinión y, en el caso de que ésta fuera favorable, para que respaldara la edición del libro con un texto suyo introductorio. Aunque Jiménez había acogido con interés la publicación de los dos primeros libros de Altolaguirre, Las islas invitadas y otros poemas (1926) y Ejemplo (1927), en este caso le aconsejó al joven poeta malagueño que esperara? Algo decepcionado, Altolaguirre aceptó el veredicto y el manuscrito se quedó entre los papeles de Juan Ramón Jiménez, donde ha permanecido hasta el día de hoy. Si bien varios de los poemas que conforman el libro fueron dados a conocer por Altolaguirre en otros contextos (entre ellos composiciones tan memorables como «Era mi dolor tan alto?», «Mírate en un espejo y luego mira?» y «¡Ven, que quiero desnudarme!»), la reaparición del manuscrito constituye un acontecimiento importante. No sólo nos permite seguir mucho más de cerca la evolución de Altolaguirre durante un período especialmente afortunado de su carrera como poeta, sino que también nos depara la lectura de una docena de poemas inéditos, entre ellos algunos que están a la altura de los mejores de los suyos. En fin, entre poemas conocidos y otros nuevos, en Alba quieta Altolaguirre nos ofrece una selección inmejorable de la poesía de sus primeros años?, una poesía en la que una luminosa visión amorosa sirve de trasfondo para un drama de intensa seducción sensual.