Quizá ella pudiese hacerle ver que la familia era un regalo, algo que no todo el mundo tenía la suerte de tener...
Formar una familia no entraba en los planes de Brady Ward. Por eso, tras ocho años en el extranjero, se quedó de piedra cuando un día se reencontró con una mujer con la que había vivido una noche de pasión en el pasado, y le dijo que era padre de una niña. Ahora se encontraba ante la encrucijada de decidir entre continuar con su meteórica carrera de éxitos en lo profesional, o empezar una nueva vida que incluyera a la hija a la que había dejado atrás.