Hay cuatro situaciones de fondo que configuran la base de las relaciones entre Estados Unidos y España y, en gran medida, entre Occidente y España en el marco del final del régimen de Franco, cuando la evolución posterior del país parecía muy imprecisa. No existe un intervencionismo directo occidental ni norteamericano sobre España, el interés norteamericano era primordialmente geoestratégico; su preocupación por el devenir español se incrementó notablemente tras el 25 de Abril en Portugal, desde Estados Unidos se utilizó al máximo la vinculación de dos conceptos, el de liberalización y el de conexión con Occidente y, paralelamente, la Administración Ford insistió en que sus socios europeos secundaran su actuación en España. Todas estas ideas se conectan entre sí entretejiendo la trama de las actuaciones norteamericanas con respecto al futuro político español.