Eurípides decía que no hay en el mundo nada peor que una mujer, excepto otra mujer. Prueba de ello es que la mejor amiga de una mujer es, por supuesto, su mayor enemiga. Es aquella que sólo le cuenta mentiras, le quita el marido y el puesto de trabajo, le presta un tinte para el pelo caducado, cuando le acompaña de compras, le aconseja lo que peor le queda, siempre compara lo suyo con lo de la otra para darle envidia. Porque todas las mujeres son competitivas, mentirosas, inestables... Unas histéricas. Oscar Wilde afirmaba que había dos tipos de mujeres: la fea y la que se pinta. Se maquilla para ocultar las arrugas, la flacidez, las ojeras, los labios cortados, el cutis lleno de granos... Y también porque está obsesionada por la moda. Se pone sólo lo que se lleva y porque se lleva. Poco le importa que le quede mal, que no lo necesite: zapatos en punta o redondeados, minifalda o maxifalda, pantalones caídos, subidos hasta la garganta, de campana, de pitillo, bermudas o shorts. Lo que sea con tal de estrenar. Es una ruina, va hecha un cuadro, pero a ver quién es el guapo que se lo dice.Como está loca de atar, el hombre, desde siempre, se ha hecho este tipo de preguntas: ¿por qué deja mensajes en el contestador de diez minutos?, ¿por qué lleva las uñas largas?, ¿por qué espía al vecino detrás de las cortinas?, ¿por qué necesita tener cuarenta pares de zapatos?, ¿por qué se queja de los hombres si ella también ronca?, ¿por qué llora por todo?, ¿por qué chilla cuando habla?, ¿por qué miente sobre su edad?... Aunque quizás todo sea por culpa del SPM.Este libro explora el eterno femenino y sus tics más actuales. La mujer de hoy se cree superwoman, aspira a ser top model, es padeladicta, vive obsesionada por el peeling, el lifting, el shopping, los reality show en la tele, los beach boys... Permanentemente colgada del móvil, del iPod, del chat, del blog. Es maruja, barbie, Antoñita la fantástica. Va de catedrática y de mujer diez.