Dios está en lo pequeño. En los gestos, en los rostros, en las acciones, palabras y expresiones, en las pequeñas cosas de cada día. A través de estas páginas el autor nos enseña a descender a la realidad para ir al encuentro de Dios sabiendo que abunda la mística en la vida de la gente sencilla: amas de casa, inmigrantes, trabajadores en empleos precarios, pobres excluídos ..., hombres y mujeres rebosantes de honestidad. Es la experiencia de la contemplación en medio de la vida cotidiana, experimentando la cercanía de Dios.