«Tengo frente a mí –escribe el autor–, sobre mi mesa de trabajo, fotografías, documentos, informes, transcripciones judiciales, testimonios, grabaciones, videos acerca de la crueldad extrema que aconteció una noche de verano en una ciudad al sur de México, la cual, por un entrecruzamiento avieso de sucesos, predestinaciones, azares, intenciones, se convierte en un ejemplo exacto de la vigencia de lo perverso bajo la apariencia de lo normal: allí donde confluyen el poder y el contrapoder del orden global.» La noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, decenas de estudiantes mexicanos fueron atacados por policías y criminales. Después sucedió una de las barbaries más estremecedoras de los últimos tiempos. Según el gobierno mexicano, los jóvenes fueron secuestrados y sufrieron golpes y torturas antes de ser asesinados; sus cuerpos fueron incinerados por los criminales. Las familias de las víctimas se negaron a aceptar lo sucedido bajo un reclamo: «¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!», e incriminaron al Estado. La indignación que suscitaron esas atrocidades dividió a las personas en dos bandos: quienes apoyan a ultranza la causa de los estudiantes y quienes aceptan la «verdad histórica» del gobierno. Este libro propone una lectura que rompe tal división artificiosa entre buenos y malos, insurrectos y gobiernistas, para comprender una crueldad que remite a la normalidad de lo atroz, al exterminio de personas entre los resquicios de las reglas universales, al orden constituido, a las relaciones entre México y la mayor potencia del planeta: los Estados Unidos. «Debo hablar –afirma González Rodríguez– de lo que nadie quiere ya hablar. Contra el silencio, contra la hipocresía, contra las mentiras, habré de decirlo. Y lo hago porque sé que otros como yo, en cualquier parte del mundo, comparten esta certeza: el influjo de lo perverso ha devorado la civilización, el orden institucional, el bien común.» En memoria de los 43, y a través de una crónica-ensayo muy documentada y mejor argumentada, se revelan los agentes, factores, causas, fuerzas y responsabilidades que fueron el detonante de aquella noche de atrocidades. El autor alerta: «Esta historia sucede ahora en otras partes del mundo de modo semejante y nos resistimos a verlo. Si alguien lo niega o lo duda, le reto a que lea completo este libro. Debemos recobrar la lucidez ante la actualidad del horror consentido, y ejercer la libertad de transformar lo aciago.»