Un tipo (¿un escritor?) se encierra en su departamento para trabajar en un libro sobre Baudelaire y enseguida lo invade la locura inventada del personaje sobre el que escribe. No quiere abrir la puerta a su mujer ni a nadie, y lo que ocurre en ese espacio empieza a absorberlo como si mirara un catálogo deforme de locura, humillación, violencia y algo de aquella niñez turbadora que está en el origen de casi toda historia de vida. El poeta francés parece una excusa para reflotar sus últimos años y enfrentarlos con un presente que se debate entre la vida y la muerte, entre la pulsión de seguir y la guillotina brumosa que se adivina en un poco más allá.