Las características que adquiere el humor en El coronel no tiene quien le escriba permiten inscribir la novela en el tipo de literatura que aun hoy continúa recibiendo las influencias del carnaval. Es decir, un tipo de literatura donde el autor utiliza varias máscaras (voces) y ha asumido la necesidad de aproximarse a sus personajes para auscultarlos con mayor familiaridad en su real dimensión humana.