Vicente Blasco Ibáñez escribe “Los muertos mandan” en 1908. El escritor considera esta novela como parte de una nueva etapa de su vida cuando se instala en Madrid. El protagonista de esta historia es Jaime Febrer, el heredero de una familia mallorquina de alta alcurnia y florido linaje, que está completamente arruinado. Se ha encargado de dilapidar la exigua herencia que recibió y ha de encontrar una solución que evite que la buena fama de la que disfrutan los Febrer en la isla quede por los suelos. La única solución posible pasa por pactar un buen matrimonio con una heredera que ansíe la reputación del apellido Febrer y que pueda rellenar las arcas de esta familia.