Este, lector, es un doble libro. Libro de batalla y libro de reflexión, no sé en qué medida esta doble intención dejará de dañar la obra. Bien habría deseado escribir un libro más sereno, pero ni los tiempos ni las gentes en medio de que vivimos lo han permitido. Visto está que ni los hombres ni los libros son libres de escoger su destino: habent sua fata libelli. Además, esta reedición de los editoriales publicados en El Diario sobre Pedagogía Nacional, lleva consigo todos los inconvenientes de una producción periodística rápida, sumaria y forzosamente desordenada e incompleta. Los cincuenta y cinco presentes artículos no me han ocupado más de cincuenta y cinco horas para componerlos, y esta es la mejor excusa de mi libro. Con todo, a través del desorden aparente hay una idea maestra, real y segura, que es como la médula del libro y que derrama en cada una de sus páginas todo el calor y la vida que extrañamente se ha trasmutado en la gruesa polémica de prensa que todos conocen. Además, el libro tiene también el mérito de comportar otras y otras ideas, en una tierra en que ellas no existen en forma alguna que no sea grotesco plagio o adaptación simiesca; y si esta sincera inmodestia duele aún a alguno de los muchos detractores de El Diario en esta ya olvidada campaña pedagógica, mándese traducir este «Spruch» de Goethe: Nur die Lumpe sind bescheiden.