Hermes es un dios de la mitología griega que fascina por sus ambivalencias y ambigüedades. Sin tener un lugar en el panteón griego, siendo un intermediario entre el Olimpo y la Tierra, es un patrono de quienes comparten su condición nómade. Es el dios de los mercaderes, de los viajantes, de los traductores y comunicadores… y es también patrono de los ladrones.
Que el dios del lenguaje y de la mediación sea también el “dios de los ladrones” muestra algo que es propio del lenguaje: su desapropiación. No pertenece a nadie y pertenece a todos, migra de unas manos a las otras. En este juego de robos, comercios, intercambios, deudas y ofertas, el lenguaje muestra su ambivalencia como espacio de comunión y de conflicto. En él se produce la disputa por los sentidos del mundo.
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- Índice
- El comercio de Hermes. Hermenéutica y traducción
- El pensamiento indomable
- El dios de los ladrones
- Saludar, saturar, suturar: arribo y partida del fenómeno
- Tengo una memoria para el olvido
- La funesta inmediación: Jorge Luis Borges y el anhelo de un saber absoluto
- Habi(li)tar la filosofía: títulos, terrenos, nomadismo
- La claustrofobia de la Academia
- Epílogo: un comercio epistolar con Francisco Díez Fischer