En nuestro mundo, cada vez más visual y marcado por la rapidez creciente de los intercambios comunicativos a nivel global, se hace necesario llevar a cabo un trabajo de análisis, reflexión y crítica sobre las formas de comunicación, los modos de representación de la realidad y de las relaciones sociales. En una sociedad donde los medios de comunicación constituyen, no ya el cuarto poder, sino el instrumento más poderoso para la plasmación, formación y control del imaginario social, resulta absolutamente crucial fomentar la conciencia de la naturaleza construida, no inocente ni neutral, de las imágenes que nos rodean. La reflexión que se presenta en este libro surge de la intersección entre teoría postestructuralista, semiótica y teoría de género y pretende ofrecer una visión crítica de los modelos hegemónicos de producción y representación que configuran y articulan relaciones de poder, cuerpos, discursos e instituciones. Pasado ya el umbral del siglo XXI y frente a los procesos imperantes de rápida tecnologizacíon en los cuales las nuevas formas comunicativas se asientan en viejas contradicciones y donde un máximo de comunicabilidad puede significar a la vez un máximo de aislamiento, hay que cuestionar lo dado para crear —es una de las tesis fundamentales del texto— hoy más que nunca, conectividad y comunidad y poder alimentar el ideal, para muchos nunca perdido, de una sociedad más justa.
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