Este libro, de carácter documental, narra el viaje de la autora a Rusia, donde vivió en una comuna creada por el movimiento Esencia de Tiempo (Sut Vremeni), inspirado por Serguei Kurginyan, y asistió a la Escuela de verano en la que participaron seiscientas personas venidas de todas las regiones de Rusia, así como de Alemania, Canadá, Francia o Australia. Pero en absoluto estamos ante la simple visión de unos utópicos. En sus testimonios no sólo se ponen de manifiesto opciones vitales que se oponen al rampante modelo neoliberal que tratan de imponer como paradigma único a escala global, sino que, además, se obtiene una sorprendente –por desconocida– radiografía de la Rusia posperestroika, en la que aflora un sentimiento de pérdida con respecto al mundo soviético que nada tiene que ver con la nostalgia. Gracias a ellos podemos tener acceso a una realidad ocultada sistemáticamente por los medios occidentales: las injerencias exteriores para desmantelar el Estado soviético; la forzada creación de la identidad nacional ucraniana; la reivindicación de la etapa soviética (reconociendo errores, cómo no) por rusos de todas las edades y clases sociales, que han visto cómo se les han robado aquellos logros sociales para dar paso a la nada. No es mucho lo que sabemos de la Rusia actual, por lo que este libro ayudará al lector a comprender el pensamiento y la voz singular de la nueva generación de izquierda nacida después de la implosión de la URSS